martes, 8 de enero de 2013

El Agua



           En un pequeño pueblo de Madrid, los alumnos de un colegio tenían pensado hacer un viaje de estudios ya que era su último año de educación secundaria.

Entre todos decidieron viajar al Sáhara, un desierto de África. Lo tenían todo planeado, no les faltaba de nada, estaban en un lujoso hotel donde prescindían de todo lo necesario. Los alumnos viajaron hasta África para visitar aquel inmenso desierto.

Una vez allí, iba un gran grupo de alumnos acompañados por sus coordinadores, los profesores, y los guías del camino. Después de varias horas de camino, los profesores propusieron hacer un descanso en medio de un pequeño pueblo que había por ahí, para comprar agua y comida.

Los alumnos tenían un tiempo límite de compras y paseo, la mayoría de ellos volvieron pero hubo tres de ellos que no pensaron en la hora y se quedaron en aquel pueblo.

Los tres alumnos, Sarah, Samantha y Luis al ver que su clase se había ido y no tenían como volver, compraron con todo los que le quedaba lo suficiente para sobrevivir unos días con agua y comida.

Después de descansar en aquel pueblecito, empezaron su rumbo en busca de su clase y profesores. Caminaron horas y horas hasta que se hizo de noche.

Una vez que ya era de noche, Sarah, Samantha y Luis decidieron descansar durante la noche y volver en camino al día siguiente.

Cuando despertaron estaban muy cansados, no tenían ganas de hacer nada después de haber caminado tanto, pero no podía perder a sus compañeros.

Se pusieron en camino hacia el hotel, se guiaban con una simple brújula que alomejor ni sabían como funcionaba, de cada vez tenían mas sed, más hambre, de cada vez estaban más cansados. Estaban deseando llegar, los tres jóvenes veían que era un camino eterno, ni si quiera sabían si iban en el camino correcto, o cuanto iban a tardar en llegar a algún lugar civilizado.

Era de día y hacía mucho calor, decidieron quitarse la ropa, tenían demasiada calor. Horas y horas caminando sin beber debia ser muy duro para ellos tres. Estaban apunto de trantornarse, el calor les estaba afectando. Ahora en ese instante entendían como podría vivir aquella gente que tenía que caminar durante horas para tan solo recoger uno o dos barriles de agua al día.

Al fin, después de tanto caminar, sin agua, sin comida y sin comunicación a lo lejos veían un pequeño lago con agua al lado de la pequeña población dónde se situaba su hotel, los tres fueron corriendo hacia aquel lago tan pleno de agua, estaban deseando beber.

Al ver aquella charca de agua, estaban repletos de alegría de ver toda aquella agua, no se podían creer lo mucho que la habían echado de menos, y que la gente vive en esas condiciones normalmente.

Los profesores, cuando los vieron se alucinaron, no tenían ni idea de que habían faltado durante tanto tiempo. Sus compañeros tampoco ni si quiera habían notado la falta de sus amigos Sarah Samantha y Luis, estaban muy cansados, casi no hablaban. Los profesores no habían recontado a los alumnos, y los compañeros no hablaron entre ellos.

Llegaron al hotel, ya sólo quedaba un dia para volver a casa, y los profesores decidieron quedarse allí en el edificio disfrutando un poco de relajación del viaje, los alumnos sin duda apoyaban aquella idea. Estuvieron toda la tarde en la sala de recreativos, en la piscina nadando, en sus habitaciones relajados y incluso algunos que aprovechaban y dormían, a pesar de que estaban demasiado cansados, y tuvieron que caminar mucho admitieron que fue una gran aventura para ellos.

Llegó el día de vuelta a casa, en realidad les daba un poco de pena pero tenían ya muchas ganas de volver a casa, sobre todo los profesores. Todos se fueron a empaquetar sus maletas, a recoger las habitaciones y se fueron directos al aeropuerto.

Una vez en el aeropuerto, Sarah, Samantha y Luis empezaron a recapacitar la falta que le habían echado al agua, y pensaban lo mal que lo pasan las familias de ciudades así. No se podían imaginar el tener que caminar horas y horas diariamente para tan sólo coger un par de barriles de agua para beber y mantener a tu familia.

Ahora realmente se daban cuenta de la importancia que tienen cosas que para nosotros pueden que sean muy insignificantes como el agua, que derrochamos litros y litros de agua al día. Sin embargo, ellos apreciaban mucho el agua que tenían, casi no se aseaban por la escasez de agua, mientras a nosotros nos sobraba.

En cuanto a llegaron a España, le contaron aquella travesía a sus padres y empezaron a formar parte de una ONG, estos chicos habían abierto y les dieron la cara a la realidad.










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